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1198. Viernes, 6 junio, 2008
Capítulo Milésimo centésimo nonagésimo octavo: "El nacionalismo está basado en una idea simple: yo llegué antes que tú y, por tanto, tengo más derechos que tú" (Arcadi Espada Enériz, periodista español; 1957)Por una de esas incongruencias que jalonan la historia en inacabable sucesión, en cuanto el hombre descubrió la posibilidad de viajar cómodamente se hizo sedentario, y, en lugar de ir de un lado a otro en busca de alimentos aprendió que era mucho más práctico vivir junto a una mata de habas, una vaca y algún que otro animal (unos a los que el hombre daba de comer y otros que el hombre se comía). Había descubierto el sedentarismo. Sus traslados en el futuro los habría de hacer, más que nada, para arrebatarle al prójimo la mata de habas, la vaca, los animales y, ya de paso, lo que hiciera falta. Y muchas veces aunque no hiciera. Pero con el sedentarismo llegó también el ocio. Y fue ahí donde empezó todo. Con menos cosas en que ocuparse, y sólo para distinguirse tontamente, la gente a la que no le gustaban las habas plantó pepinos y se puso a hablar con acento diferente del de los que cultivaban trigo al otro lado de la montaña; inventaron palabras distintas para nombrar las mismas cosas y llegaron a no entenderse los unos con los otros. Los de las vacas de la meseta presumieron de cantar mejor que los recolectores de lechugas en el valle, quienes alardeaban de a su vez de saltar a la pata coja más lejos que nadie. Unos proclamaban la extraordinaria fecundidad de sus mujeres como si fuera una hazaña de su masculinidad; otros se vanagloriaban de la anchura de su río, como si lo hubieran hecho ellos; los de más allá ostentaban con orgullo unos pucheros con pitorrito de los que nadie conocía el secreto de fabricación, y los de más acá se jactaban de haber inventado el séptimo agujero de la flauta. Se inició la acostumbre de apedrear a los forasteros, se inventaron unos símbolos para poder restregárselos en las narices a los vecinos y la gente empezó a estar orgullosa de ser de Entrepuentes del Río Seco, sin pararse a pensar que eso era puramente accidental, y que igual se le podía haber ocurrido a su bisabuelo plantar la mata de habas en Vladivostok. Y ahora sería ruso. Claro que esto ocurrió hace 8.000 años, año arriba, año abajo, y la lógica evolución del mundo ha hecho que ya no nos parezcamos en nada a aquellos primeros antepasados nuestros tan cercanos al eslabón perdido. ¿Verdad? Hasta el lunes. nacionalismo, pensamientos
1197. Jueves, 5 junio, 2008
Capítulo Milésimo centésimo nonagésimo séptimo: “Para ser hay que ser percibido, o si un árbol cae en el bosque y no hay nadie para escucharlo, ¿hace ruido el árbol?” (Bishop George Berkeley, 1685-1753; escritor irlandés) Los filósofos griegos han pasado a la historia por el uso de la dialéctica y el raciocinio diciendo cosas tan sensatas como que todo sale del agua (Tales de Mileto), que de donde sale todo es del aire (Anaximenos), que no, que el origen de todo es el fuego (Heráclito), que no se sabe, pero lo que sí es seguro es que el hombre desciende del pez (Anaximandro), y que nadie se baña dos veces en el mismo río (Heráclito otra vez). - Pero eso del río es una tontería. - Hombre ya sabe usted que el agua nunca es la misma. Y ya estaba. Ya tenían suficiente para animar una conversación, incluso para hacer creer que había una conversación. Y así podían estar varios años sin llegar a conclusión alguna. Bastaba con llevarse la contraria. - ¿El amor? El amor es una locura, pues el deseo nubla la razón. - Ahhhh no, el amor es una injusticia pues sólo se ama la belleza, y a los feos que los parta un rayo. - Una incoherencia, eso es lo que es el amor pues también sienten deseos los que no aman. - No, el amor no es más que una extravagancia ya que algunos no podemos amar si no tenemos más de tres al lado. Y luego nos dicen que desde que vemos televisión nos hemos vuelto más tontos. Pues no veo yo tanta diferencia entre leer a los clásicos y vegetar delante de telecinco. Por ejemplo. filosofía, pensamientos
1196. Miércoles, 4 junio, 2008
Capítulo Milésimo centésimo nonagésimo sexto: "¿Puede haber algo más ridículo que la pretensión de que un hombre tenga derecho a matarme porque habita al otro lado del agua y su príncipe tiene una querella con el mío aunque yo no la tenga con él?" (Blaise Pascal, 1623-1662; científico, filósofo y escritor francés)Seguro que esto es una perogrullada, pero no me importa repetirlo porque es de las cosas que parece que se nos olvida siempre. Sólo hay en la Naturaleza dos especies de animales que atacan a sus congéneres con la intención de destruirlos: la hormiga (sólo cinco clases de las innumerables que existen) y el hombre (de cualquier raza, color y religión). Con la diferencia, a favor de las hormigas, de que éstas no ocultan su propósito, que es el de apoderarse de la despensa del otro para aumentar la propia. En cambio, el hombre, con el mismo exacto propósito, se escuda en rimbombantes conceptos y sublimes supuestas intenciones. No le basta al hombre ser el asesino de su propia especie, encima va y lo explica. sociedad, reflexiones
1195. Martes, 3 junio, 2008
Capítulo Milésimo centésimo nonagésimo quinto: "Copiando a todos los demás todo el tiempo, el mono un día se cortó su propia garganta" (Proverbio africano)La decisión está tomada. Bajas al supermercado de enfrente y entre miles de cajas coges la que tiene la foto de la señora más sonriente y con el pelo más negro. Las nieves del tiempo más que platear mi sien están empezando a dejarla blanco nuclear. Y a ciertas edades todo lo nuclear es peligroso. Además, si algo falla se va en seis lavados. Dicen. Primer paso, prepararlo todo. Es lo que tienen la primera vez que uno hace algo, es la única dónde intentas organizarte y hasta procuras seguir las instrucciones. Busco el reloj de horno con forma de huevo color lila, ése que no he usado en mi vida, y una toalla para poner encima de los hombros, eso sí, vieja, que aunque en los ocho días de oro de la quincena blancolor hay un montón de ofertas tampoco es plan de estropear una de las que le pongo a las visitas (que son buenas, el último hotel tenía cinco estrellas). Manos a la obra. Primera dificultad, los guantes de plástico que trae no sirven. Intento meter dedos pero parece que no hay agujeros suficientes, digo yo que como parecen de dibujos animados quizá sólo tengan para cuatro. Me rindo enseguida y voy a por unos de latex que tengo en el cajón. Sí, es verdad, tengo varias cosas de latex en casa. Guantes también. Hay que mezclar el líquido A con el líquido B y agitarlo. Lo mezclo, lo agito, y aquello cambia a un color rojo que empieza a no gustarme demasiado, hasta me da un poco de miedo. Resisto la tentación de salir corriendo. Estoy demasiado ocupado intentando que la toalla no deje ningún agujerito como para prestarle mucha atención a un color. Dice la caja que hay que aplicarlo sobre el pelo limpio y húmedo. Allá voy. La sensación de mojarme el pelo con los guantes de latex hace que me chirríen los dientes. De pronto me miro en el espejo, me veo desnudo, con una toalla vieja en los hombros y unos guantes de latex en las manos. Me asusto mucho, me siento y espero a que se me pase. Cojo el líquido, que ya va poniéndose de un extraño color vomito de perro con gastritis, y lo dejo caer por el lavabo pensando... !pobres mujeres, lo que tienen que aguantar..! canas, vejez
1194. Lunes, 2 junio, 2008
Capítulo Milésimo centésimo nonagésimo cuarto: "El amor ha provocado en todo el mundo más desgracias que muchas otras enfermedades. No entiendo por qué nadie se ha preocupado de buscarle una vacuna" (Camilo José Cela, 1916 - 2002; escritor español)Desde muy antiguo, la mujer dice que el hombre es, entre otras muchas lindezas, cruel, despiadado, bravucón, egoísta, traidor, ingrato, agresivo, fantasma, depredador, jugador compulsivo de videojuegos, sucio, comodón, lujurioso, infiel, canalla y embustero. Y, por añadidura, fanático de los partidos de fútbol. El hombre sostiene que la mujer es, entre otras muchas exquisiteces, cotilla, terca, taimada, lenguaraz, astuta, obstinada, cruel, infiel, charlatana, lasciva, tozuda, trapecera, despiadada, lujuriosa, y embustera. Y, por si fuera poco, gorda. Es asombroso que teniendo estas opiniones los hombres y las mujeres unos de otros, hayan accedido ambos a colaborar tanto en las maniobras indispensables para la perduración de la especie. Y tantas veces. ¿Verdad? Tengo el día reflexivo. Los lunes es lo que tienen. pareja, reflexiones
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