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  527. Lunes, 18 Abril, 2005

 
Capítulo Quingentésimo vigésimo septimo:"Dejé de creer en Santa Claus cuando mi madre me llevó a verlo a unos grandes almacenes y él me pidió un autógrafo" Shirley Temple, 1928, actriz estadounidense)

El que uno fuera a un colegio público de extrarradio no quiere decir que a uno no le enseñaran ciertas buenas costumbres cristianas de esas consideradas universales.

Aunque con ciertos matices, claro.

Así, mientras dos pasos más allá, en los Maristas, entre los "Mandamientos de la Ley de Dios" que se aprendían ellos, había uno que decía "no cometerás actos impuros", nosotros, mucho más salvajes, y supongo que por aquello de ahorrar, el mismo "mandamiento" se quedaba en un simple "no fornicarás".

Por supuesto que con seis años y poco o más bien nada interesados por las cuestiones educativas nadie preguntó que era aquello de "fornicar", dábamos por sentado que teniéndolo que aprender a la fuerza, fuera lo que fuera, no tenía que ser demasiado interesante.

Algún año más tarde y por casualidad, descubrí que "fornicar" era una palabra de esas latinas y que significaba, nada más y nada menos que "curvatura inferior de una arco".

Y es que era bajo las bóvedas de los puentes y callejones donde se podían alquilar los servicios de las prostitutas romanas.

Fue mi primera decepción con la escuela pública.. sus libros estaban tan atrasados que no habían cambiado el texto de ellos desde que los romanos andaban de cópulas carnales fuera del matrimonio.

Mucho más moderno lo de "no cometer actos impuros", dónde iba a parar...