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  523. Martes, 12 Abril, 2005

 
Capítulo Quingentésimo vigésimo tercero: "Un síntoma de que te acercas a una crisis nerviosa es creer que tu trabajo es tremendamente importante". (Bertrand Rusell, 1872-1970, filósofo británico)

Con los grandes avances médicos (y muy especialmente con los avances del bisturí), ayudados por inventos tan "útiles" como la coca cola light, la sopa de la alcachofa o el "abdominazer power gym", pasar de los cuarenta años se ha convertido en algo completamente normal por esta parte del mundo.

Y en bastantes casos hay quien hasta los pasa varias veces.

En estas condiciones, establecer cuales pueden ser los signos por lo que uno debe de considerarse viejo (salvo para los jubilados del imserso y afortunados poseedores e la tarjeta dorada de la Renfe), no es fácil .

Pero hay un escritor americano, Jerry M. Wright, que ha dado con el punto exacto, con ese gesto que llega sin saber como pero que cuando se produce, te das cuenta, de repente, que estas ante una nueva etapa de tu vida.

El tipo, que ya tiene más de dos días sin contar hoy, lo dice bien claro: "el primer signo de madurez es el descubrimiento de que el botón del volumen también gira a la izquierda"

Por poca razón que tenga este individuo, y teniendo en cuenta que me paso la vida bajándole el volumen a cualquier cacharro que suene, yo más que maduro, debo de estar ya completamente fiambre.

Lo decía un político inglés: "la juventud sería el estado ideal si llegara un poco más tarde".

De las pocas cosas que ha dicho un político con razón.